Y aquí estamos volviendo de Inglaterra a casa. Sí, nos hemos ido de vacaciones a Inglaterra. Aunque parezca raro, así es. La verdad que me sorprendió las pocas cosas que hay para los turistas en Inglaterra, fuera de lo que es Londres. Creo que lo tienen asumido: esto no es un sitio para visitar, así que, ustedes mismos.
Pero lo cierto es que pasamos una semana maravillosa en casa de unos amigos hermosos. Una casa del siglo XVI, increíble. Campo por todos lados, recogiendo “blueberries”. Escuchando a los Rollings en el tocadiscos, mientras degustábamos una rica taza de té. Charlas, siestas, paseos, café, té, lecturas, dormir mucho, comer más. Fantástico.
Y aquí estamos de vuelta a casa en el aeropuerto de Stansted. Vamos con las dos niñas y no se si eso me da derecho a saltarme todas las colas del control. A mi lo que me pone nervioso es la incertidumbre. ¿Hasta que edad se consideran niños los niños? ¿Y si voy por ese pasillo rápido y me hacen volver? No quiero permitirlo así que por las dudas encaro por la otra fila pero, como no, aquí está todo claro y hay un cartel que dice: “Familias con niños de hasta 12 años por aquí”.
Caminamos por las laberínticas pasarelas que nos dan tiempo a discutir con Marga si debemos quitar o no la bolsa de líquidos y ponerla en una bandeja aparte o podemos dejarla metida en la mochila.
Ya en los arcos de control, primero pasa Cala: “Pip” (verde). Luego pasa Marga: “Pip” (verde). Luego Mirta: “Pip” (Rojo). Algún mayor debe acompañarla. Paso yo: “Pip” (rojo). Bien, dice el de seguridad, usted la podrá acompañar. Llaman a una chica para que le haga el control de seguridad a Mirta. La chica se acerca, con guantes, es fuerte, grandota. Veo que se arrodilla frente a Mirta (tiene seis años), para que la escuche. Le dice unas palabras en Inglés, mientras estira los brazos, para mostrarle qué debe hacer. Mirta, de pie y seria, estira los brazos como la chica, da un paso al frente y le da un largo abrazo. A todos los presentes se les derrite el corazón al ver a esa niñita, abrazando a la mujer de seguridad y largan un suspiro diciendo “Aaaaaahhhhhhh”. Yo no puedo evitar pensar: “Me estoy dejando el sueldo en clases de inglés y esta nena no aprende nada. Nada”.
Más tarde, nosotros muertos de risa y Mirta muy enojada, le preguntamos por qué había hecho eso, y nos contestó: “Es que no se le entendía nada, si hablaba en inglés”. Lo dicho: nada, de nada.
María H dice:
Morí de amor!!! Qué bueno que volviste a escribir! Me encanta leer tus historias.
17/08/2017 — 09:19
Susana dice:
Es un ser de otro mundo Mirti!!
Te acuerdas de la anécdota de la muñeca morenita?
17/08/2017 — 11:41
El duende dice:
Sí, contalo
17/08/2017 — 18:05
Normahegouaburu dice:
Hermoso y tierno relato , escrito con el amor majestuoso de un padre felicitaciones Nahuel !!!!!
17/08/2017 — 15:44
Cai dice:
Que lindo leerte Nahuelin! Hermosa anécdota linda imagen para retratar y compartir…
15/10/2017 — 00:04